VAYAN Y ANUNCIEN QUE EL REINO ESTA CERCA
I. Contemplamos la Palabra
En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»Mateo 10,1-7:
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»Mateo 10,1-7:
II. Oramos con la Palabra
Señor cuanto te agradezco esta misión de ir a todos los rincones de los corazones para dar tu palabra de vida esa palabra de amor,de perdòn, de reconciliación,
anunciar que el Reino de Dios està cerca porque tu estàs en nuestro corazòn. gracias porque podemos escuchar tu llamada, y podemos hablar contigo escuchar tu voz
III. Compartimos la Palabra
El renio de Dios y el reino del mal son incompatibles
El núcleo central de la predicación de Jesús es el reino de Dios. “Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca”. Ese es el gran proyecto de Dios sobre toda la humanidad, una sociedad donde Dios sea el Rey, y no haya ningún otro rey. Si Dios reina, todo lo que se opone a Dios y al Amor va a ser aniquilado.
Durante esos pocos años que Jesús se dedicó a evangelizar, de manera directa o indirecta, siempre predicó el reinado de Dios. Invitó a todos sus oyentes a apuntarse a este reinado y a desechar otros reinados, entre ellos el reinado del mal. Por esta razón, vemos a Jesús, en su actividad ministerial, en guerra continua con los demonios y espíritus malignos, los hacedores y portadores del mal, aquello que hace daño al hombre. Por eso, pide también a los continuadores de su obra que hagan lo mismo que Él, que sigan luchando contra el mal en todas sus manifestaciones, y les da poder para ello: “Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”.
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