EL SI DE LA VIRGEN (POESIA JAIME BONET)
Al correr mis catorce años
Fue el Señor quien me eligió
por sus caminos extraños
al correr mis catorce años.
A mí no se me ocurrió.
Mil veces dijera no.
La Virgen se adelantó,
fijó su mirada en mí
y ante el cielo, gritó: «Sí».
Pasó mi vida a ser de Ella,
y al decirlo a los amigos,
son ellos mismos testigos,
se armó estúpida querella:
«Tú tienes vida más bella».
«Brilla en tu cielo otra estrella».
«¡Cura no! ¡No es para ti!».
La Virgen prorrumpió: «Sí».
Mi familia era cristiana,
mas no me veía cura.
«¡Qué va! ¡Es una aventura,
tontería, idea vana!».
Mi mamá dijo en voz llana:
«Yo a la Virgen lo pedí».
La Virgen añadió: «Sí».Es mi raza numerosa
cual las arenas del mar.
Rompió toda a murmurar:
«Hay gente más piadosa,
para otros va tal cosa,
en Jaime es muy sospechosa;
¡él no! ¡cualquiera de ahí!».
Exclamó la Virgen: «Sí».
Crucé para el Seminario
y entré a un Colegio Mayor.
Fui entonces predicador
de gitanos. ¡Temerario!
Me quedé en solitario.
Mis amigos, a diario,
salían, yo no salí.
La Virgen decía: «Sí».
Yendo de izquierda a derecha,
de parte a parte del mundo...
¿misionero?, ¿vagabundo?,
¿de paseo?, ¿abriendo brecha?
Uno aplaude, otro sospecha...
Cuando el corro se me estrecha
jamás solo me sentí.
La Virgen me canta el «Sí».
Desde el cielo dos Marías10
me acompañan por doquier.
No puedo desfallecer,
con las dos se van mis días.
Entre penas y alegrías
me lo cuentan todo a mí,
cantándome a coro el «Sí».La tierra se me hace cielo,
se torna en gozo el dolor.
El odio se vuelve amor,
la desolación consuelo.
Aunque siga en este suelo,
con mi corazón me vuelo.
Las dos dicen: «Ven aquí,
canta con nosotras: Sí».
Sí, sí, sí, Virgen querida.
Sí, sí, sí en tono mayor.
Un sí de toda mi vida.
Mi alma en tu sí fundida,
con mi sí a tu sí unida
cantando un eterno sí.
Sí, sí, sí. Sí, sí. Sí, sí.
por sus caminos extraños
al correr mis catorce años.
A mí no se me ocurrió.
Mil veces dijera no.
La Virgen se adelantó,
fijó su mirada en mí
y ante el cielo, gritó: «Sí».
Pasó mi vida a ser de Ella,
y al decirlo a los amigos,
son ellos mismos testigos,
se armó estúpida querella:
«Tú tienes vida más bella».
«Brilla en tu cielo otra estrella».
«¡Cura no! ¡No es para ti!».
La Virgen prorrumpió: «Sí».
Mi familia era cristiana,
mas no me veía cura.
«¡Qué va! ¡Es una aventura,
tontería, idea vana!».
Mi mamá dijo en voz llana:
«Yo a la Virgen lo pedí».
La Virgen añadió: «Sí».Es mi raza numerosa
cual las arenas del mar.
Rompió toda a murmurar:
«Hay gente más piadosa,
para otros va tal cosa,
en Jaime es muy sospechosa;
¡él no! ¡cualquiera de ahí!».
Exclamó la Virgen: «Sí».
Crucé para el Seminario
y entré a un Colegio Mayor.
Fui entonces predicador
de gitanos. ¡Temerario!
Me quedé en solitario.
Mis amigos, a diario,
salían, yo no salí.
La Virgen decía: «Sí».
Yendo de izquierda a derecha,
de parte a parte del mundo...
¿misionero?, ¿vagabundo?,
¿de paseo?, ¿abriendo brecha?
Uno aplaude, otro sospecha...
Cuando el corro se me estrecha
jamás solo me sentí.
La Virgen me canta el «Sí».
Desde el cielo dos Marías10
me acompañan por doquier.
No puedo desfallecer,
con las dos se van mis días.
Entre penas y alegrías
me lo cuentan todo a mí,
cantándome a coro el «Sí».La tierra se me hace cielo,
se torna en gozo el dolor.
El odio se vuelve amor,
la desolación consuelo.
Aunque siga en este suelo,
con mi corazón me vuelo.
Las dos dicen: «Ven aquí,
canta con nosotras: Sí».
Sí, sí, sí, Virgen querida.
Sí, sí, sí en tono mayor.
Un sí de toda mi vida.
Mi alma en tu sí fundida,
con mi sí a tu sí unida
cantando un eterno sí.
Sí, sí, sí. Sí, sí. Sí, sí.
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