Oración con María: ¡Ánimo, hija, que en tu enfermedad yo te sostengo!
María nos acompaña en el camino de la vida donde hay experiencias de familia,de hogar, de amigos y nuestros seres queridos ,Pero también hay momentos en el camino que experimentamos la soledad,el abandono,la angustia y necesitamos una palabra de ánimo,de esperanza ,y escuchamos la voz de Dios que te dice: "No temas Yo estoy contigo,yo te ayudo cuando la enfermedad es pesada , cuesta arriba,y es entonces que resuena desde dentro : ¡ánimo! Se fuerte,ofrece tu dolor y ahí está nuestra madre abrazándote en medio del dolor ,de la incomodidad ,de no saber que hacer .
María nos dice en el camino de la vida cuando ya estamos cansados y muchas veces no querer seguir luchando , ella te dice sigue,hija mia no te detengas, aunque estés cansada estes incómoda te duelan los pies,los brazos ,todo el cuerpo, ánimo sigue adelante y esa palabra te vuelve a levantar.Como estuvo junto a la cruz de su hijo Jesús, lo acompañó hasta el final, también a nosotros nos acompaña de pie junto a nuestra cruz.
Hoy es ella la que nos sostiene a cada uno de nosotros, cuando estamos sostenidos, no caemos por muy dura que sea la situación que vivimos, por muy oscura que sea la noche. Que diferente es vivir algo a solas que acompañado por nuestra madre. María nuestra Madre , nos sostiene, nos acompaña .
Gracias Madre por tu presencia.
Comienza tu oración así:
“En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Intenta ser consciente de este momento de tu vida, aquí y ahora. Dios vive en ti y tú vives en Dios. Puedes dejar todo en sus manos y abandonarte en Él.
Nos ayuda a orar un texto de Edith Stein, que dice:
Nos dice Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein:
«La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.
Gracias al poder de la cruz puedes estar presente en todos los lugares del dolor adonde te lleve tu caridad compasiva, una caridad que dimana del corazón divino y que te hace capaz de derramar en todas partes su preciosísima sangre para mitigar, salvar, redimir.
El Crucificado clava en ti los ojos interrogándote, interpelándote. ¿Quieres volver a pactar en serio con él la alianza? ¿Cuál será tu respuesta?»
Orando con María
Yo quiero, mi Mamá buena,vivir contigo.Yo quiero todas tus penas si tú me dejas,pasar al vivo.Mamá, te sigo y quisiera ser, por mil sendas,tu peregrino.Junto a ti por donde quieras ser tu mendigo.Todos los hijos que pueda,traerte ansío;cuidar tu hogar sin fronteras es mi ejercicio.Mis pequeñas obras buenas te las dedico.Me siento, pues tú me llevas,agradecido.Pero ya de mis tristezas,mis pecados y bajezas nada te digo.No quiero que oigas más quejas.¡Harto has sufrido!Me duelen miserias tantas que te han herido ¿Por qué no me las pasas al pecho mío?¡Ya sabes cuánto me amargan!Te han afligido.Mas tú me dices dejarlas en el olvido Yo quiero, mi Mamá buena, y cargar en mis espaldas,las de tus hijos.Yo quiero de tus entrañas ser el latido,contigo de tus espadas sentir el filo y sentir en mí clavada la aguda lanza,que cruelmente te traspasa;sentir los clavos y espinos,pues que son míos.Si Jesús su cruz me pasa,porque Él acaba,tomar su sitio.¿Podré yo a meta tan alta dar mi sí? Madre, me cuesta.«¡Sí, mi hijo!Ser como Jesús nos manda,podrás conmigo.En la cruz por ti clavada,ser crucifijo.Junto a ti estaré con ansias,yo te guío».
Mi Mamá querida, gracias.
¡Sea cumplido! (Jaime BONET)
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