¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
MOTIVACIÓN
Ánimo! el amor ha vencido"
Celebramos el triunfo de la Vida ,
el grito de victoria, la vida ha vencido, la resurrección de Cristo ha puesto el sello de garantía que toda vida entregada por amor triunfa de una vez para siempre. El triunfo del amor es el horizonte que nos anima. Nosotros tenemos ventaja sobre la primera generación, nosotros nos hemos montado sobre los hombros de los primeros testigos. Una cadena de testigo que delante de nosotros nos gritan: ¡ánimo!
¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! Este es el día en que actuó el Señor.
El Espíritu enseña el cántico nuevo a toda la creación. ¡Aleluya!
El misterio en plenitud sale del silencio, la alegría sale de la tristeza, la vida se escapa de la muerte. ¡Aleluya!
Los confines de la tierra contemplan la victoria del amor. ¡Aleluya!
La luz de Jesús resucitado penetra por todos los escondrijos, donde la vida se había escondido por el miedo, y da un impulso definitivo al Reino para que el mundo sea de verdad la tierra de todos.
DEL EVANGELIO DE SAN JUAN 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
COMENTARIO ORANTE
Salir, buscar, esperar… es propio de los que aman. Con María Magdalena, Pedro y el discípulo amado, nos arriesgamos a seguir los impulsos del Espíritu. Nuestros ojos de peregrinos están fijos en la meta de nuestra esperanza, en Jesús. Ningún sepulcro puede retener al que es la Vida. Una luz nueva nos acompaña. Un reguero imparable de alegría riega ya la tierra y la fecunda con los dones de la resurrección.
El mejor testimonio que podemos dar de la resurrección es pasar por este mundo haciendo el bien, sin hacernos cómplices de una cultura de la muerte. Llevemos a los demás un mensaje de alegría y esperanza.
PALABRA DE LOS MÍSTICOS
Nos dice santa Teresa:
«Miradle resucitado; que solo imaginar cómo salió del sepulcro os alegrará. Mas ¡con qué claridad y con qué hermosura! ¡Con qué majestad, qué victorioso, qué alegre! Como quien tan bien salió de la batalla adonde ha ganado un tan gran reino, que todo le quiere para vos, y así con él. Pues ¿es mucho que a quien tanto os da volváis una vez los ojos a mirarle?»
ORACIÓN
Señor Jesús:
Hoy, en este amanecer de mi día,
sin importar la hora, estoy ante ti.
Tú eres la Resurrección y la Vida.
Tú eres mi vida.
Regala luz a mis oscuridades.
Con tu mano sanadora retira las piedras
que entorpecen mi caminar y ayúdame
a salir corriendo en busca de los hermanos.
Gracias porque estás vivo.
Gracias porque tú eres mi esperanza.
CIPE
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